Una
analogía muy exacta es la de si sabemos la diferencia entre manejar y
controlar, hablemos de un carro, bicicleta, etc. para encausar lo anterior
podremos señalar Controlar un coche.-
es fundamental para no chocar, para no lastimarte, ni lastimar a nadie, pero, manejo de un auto.- el manejo
abarca el controlar, es decir, cuando conoces tu propio vehículo, sabes las
partes principales del mismo, el funcionamiento, además del previo conocimiento
de los señalamientos de transito, el cual pretende una sana convivencia entre
los conductores.
Bueno
en este momento podemos decir todos o casi la gran mayoría siempre estamos “controlando”
es decir, procuramos no chocar. Siempre aguardamos para no explotar, como si no
pasara nada o desahogando sin responsabilidad las emociones.
Todas
son formas de un inadecuado manejo, lo cual nos lleva a una buena conducción,
como con el ejemplo. Sin embargo se hace mayor el sentimiento, porque no ha
sido trabajado, sino sólo pospuesto o reprimido por un momento, continuando
allí con nosotros y hará su aparición en el momento en el cual pase una
situación similar a la cual nos hizo sentir así y luego… ¡estallamos! ¡detonamos!
Cabe
mencionar que entra el principio de la
conservación de la materia, la cual
nos refiere que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma, de
esta misma forma sucede con las emociones; es decir, el enojo de un mal día de
trabajo no desaparece como por arte de magia, seguramente lo posponemos a otro
momento, con otras personas, pero este sentir allí se mantiene, porque te dicta
el control debes de aguantarte para no desquitarte con alguien o no lo vayas a
lastimar, y quizá funcione en ese momento, en algunas ocasiones es muy superior
el enojo, en lo general siempre lo redirigimos hacia dos objetivos, a nosotros
y otras tantas más a otras personas en una forma agresiva.
El
manejo de las emociones te dará la oportunidad de identificar por qué estás
enojado, con quién, y qué puedes hacer con ello, de manera que esto te permita
hacer lo necesario, como por ejemplo hablarlo con la persona con quien tienes
el problema.
De
esta manera el enojo se dirige y conduce de una forma positiva, porque como ya
habíamos dicho, en sí mismo el enojo no es malo, tiene una función muy
especifica que puede ayudare, sin embargo, hay que saberlo manejar para que se
convierta en un aliado no en un enemigo tuyo.